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DE
ro
TOS:
gina:oion
el
r;ecooocer,
y
4ecir
-que
nos~
vem0s. humi- .-
de
P~
ioA!
llados
y
afligidos por nuestros
pecados~
Sin embar-
go ésta
es
fa
'causa ,
y
las mas veces
la
unica de
nm:;s·
tras desgracias. ¿A quién le pasa por la imaginacion
que lá piedra qqe ha derribado esa aka. estátua ; que
el gusano que ha hecho secat esa encina ·tan
verd~;
que el fuego que ha derretido
y
consumidó esos me.-
t ales ; esa casa tan opulenta
i
esa fortuna tan bri-
llante, es , aquel contrato usurario; es, esa hacienda
mal habida; esa dureza con los pobres
y
con los mi-
serables ; ese corazon agrio
y
resentido contra un
enemigo; esa impiedad descarada , que se lleva hasta
los pies de
los
Altares ;
ese
poco,
o
nada de religion;
esas impul'ezas;
esos
delitos enormes de. que yá no se
tiene vergtuenza , esos hijos tan mal triados, cuyos
· desórdenes
se
saben
y
se
~
ler'an; esa profanidad.;
e e luxo desmedido, los enredos
y
embrollos de
amor de esa señorita mundana·, la disolucion de este
marido tan poco christiano
?
Todo esto ,
oa
lo me--
nos algunos de estos desórdeAes,es lo que ha excira-
' do esas tempestades,
lo
que ha causa'do esos
riaufra–
'gios, lo que ha arruinado esas familias,
1o
que ha he–
cho desaparecer ,
y
desvanece1· ·>áquella prosperidad
que parecía haberse hecho .hereditaria en aquella ca–
sa. No se quiere reconocer qua!
es
la
mano qlie hie-.
re ,
y
así se sienten todos los golpes sin algun fruto.
No busques en otra parte que en los desórdenes de
tu corazon el origen de todas tus desgr<).cias : haz que
se seque ese manantial por medio de una verdadera
conversion a Dios ,
y
verás al
pun~o
cesar tus desgra–
cias '
oa
lo menos vendrán
a
serte mas utiles que las
prosperidades,
por
~l
buen
uso que
harás·
de ellas.
·
Tom. III.
O
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