· Jueves
E ·XERCICIOS
R E F L E X I O N ·E S.
N
os
vemos humillados el dia de hoy en toda la tier–
..
ra por nuestros pecados.
Este sentimiento
es
rel1g1oso , y
es
justo;¿ pero es tan comun como ver–
aadero? Se
siente,
y
se
conoce la humillacion,
se
gíme baxo
los
azotes con que
Dios
nos castiga , el
peso de las.adversidades nos abruma;¿ pero recono–
cemos
la
verdadera causa de nuestros
males~
Tanto
una p'érdíqa como una desgracia·, una muerte pron–
ta, un accidente adverso , trastornan el systéma mas
bien fondado , arruinan todos
los
proyeétos , estre–
llan , desmenuzan , convierten en polvo una familia
floreciente :
esos
cedros que se levantaban hasta las
nubes ' tenían raíces proporcionadas
a
su altura ' un
viento impetuoso los tronchó la copa ,
y
el ardór del
Sol en menos de nada , ha quemado
y
calcinado el
tronco:
el
estruendo ·nos aturdió; preguntamos,
~quién
ha podido en tan poco tiempo trastornar ,
y
destruir
ese prodigioso
coloso
2
C<!:.teremos atribuir desde lue–
go la causa
a
la envidia de
los
concurrentes '
a
la
malicia de un enemigo
'a
los artificios de
la
mala
íe
'a
lá
J
flaqueza de
los
apoyos'
a
la inhabilidad '
a
la ·imprudeñcia ·estos reveses de la fortuna ; se quie–
re siempre que haya habido soterraños que se ha–
bian ignorado ,
y
causas naturales
y
ocultas de nues–
tras desgracias
i
una enfermedad molesta
y
porfiada;
la muerte de un Padre, de un hijo único , de un ma–
rido'
se
atribuyen siempre
a
un disgusto
,
a
un ex–
ceso de melancolía'
a
la intemperie del ayre' al tras–
torno
'o
desigualdad de las estaciones '
a
una indis–
crecion poco sensata. <A quién le pasa por la ima–
--:.,
Fi
gi-