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DEVOTOS.
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l1e su admiracion que de su censura. Como todos te–
nian noticia del milagro que había hecho resucitando
al
hijo de la viuda de Naín, admiraron ahora ·el po–
cler de Jesu-C.hristo. No puede.menos , decian, que
este hombre sea mas que un simple Profeta, pues no
solo resucita
a
los muertos, sino que tambien perdo–
na los pecados. De qualquiera manera que fuese , sin
responderles nada el Salvador , se volvió
a
la.
dicho–
sa penitente,
y
la dixo;
Tu
fé
te ha salvado,
v~te
eh
vaz. Has creído en mí, te has persuadido que
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día concederte el perdon de tus pecados ,
y
en está
esperanza te has venido
a
mí.
Has mirado con hor–
ror tus antiguos desordenes, y has tenido una verda–
dera contricion: Sabe·, pues, que tu fé , tu confian–
za y
tu amor son la causa de tu justificacion. Jesu–
Chr~ó
, dicen los Padres , opone
aq
U:i
la
fe
de esta
muger
a
la incredulidad de los Fariséos y de todos
los que estaban presentes., los quales no querían creer
que Jesu-Christo fuese el Me fas.
Los hereges hacen muy mal en apoyar sobre
es~
tas palabras del Salvador su systéma de la
fe
justifi–
cante. Porque si la
fe
llevó esta mnger
a
Jesu-Chris–
to para hallar
en él
su ·justificacion ; quien
la
justifi–
có , fue la caridad , como el Salvador lo declara ex·
presamente :
Remittuntur
ei
peccata
,
quoniam
di–
leJGit:
Se la
perdona sus pecados, pbrque lía amado.
Con
motivo~
este Evangelio se hace el dia
de
hoy en algunas
p~rtes
la fiest a de la cónversion de la
Magdalena , de Santa Magdalena Penitente ,
a
quien
lamayor parte de las Casas de Refogio,
de
Recogidas,
o
de Penitentes , han tomado por Titular de sus Igle–
sias ,
y
por
Patrona
especi~l
de sus
Comunidades.
..
{.¿¡
de.Pasion.
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