DIA IV.
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nos ha dispensado de hacer penitencia por estos graves pe–
cados? Ellos viviéron una vida .inocente: ¿debe acaso ser
mé~
nos pura nuestra vida? La regla de su conducta fué el Evan–
gelio de Jesu-Christo:
~qual
debe ser
b
regla de la nues–
tra?
~Tenemos
por ventura otro EvanO'elio que autorice
la licencia de nuestras
costumbres~
0
Quien viese
la conducta de los Santos·
y
la nuestra
<diría que todos eran1os de una misma Religion?
~Y
no
se~
ria un gran pr digio , si siendo tan poco semejantes
á
los
Santos en la vida, fuésemos sen1ejanres
á·
ellos en la
muerte~
Dos caminos tan opuestos
~oodd~1
conducir á un tnismo
término? En buena fé ,
~no;
atreverémos
á
esperarlo ,
y
no será un.a insigne locura prometérnoslo
?...-
¡Ah mi Dios! ¡y quánto tiempo ha que yo me lo estoy
prometiendo!
~Pero
en qué principio me fundo? Conozco mi
error,
y
cot'l el auxilio de vuestra divina gracia espero, no
ya tener la misma suerte de los Santos, pareciéndome tan
poco
á
ellos , sino imitar de aquí adelante
á
los Santos
para lograr
su
rnisma sueJtte.
P U N T O S E G U N D O.
'
. Considera, que algun dia serán los Santos argumento ,
de nuestra condenacion, si hoy no son 1uodelo de nuestra
vida. Haviendo sido hombres como nosotros , sujetos á
las mismas pasiones , capaces de las mismas miserias , fué–
ron
fiel:!s á la gracia ,
y
con ella triunfaron del enemigo
de la salvacion ' Cl111-lpliéron la Ley'
y
llenáron con exacti–
tud · todos los deberes· de la justicia.
Muchos fuéron de nuestra 111isma edad ,
y
de nuestra
n1isma condicion: algunos de ellos
de
con1plex!Jn mas de–
licada: pero cerráron los oidos á las voces de la carne,
y
sangre.
No fué respeto
de
ellos
el
n1undo,
ni
méno~
im-
•pedoso ,
ni
ménos halagüeño : pero fuéron mas genero–
sos ,
n1as
fieles
qlle
nosotros.
No
se ensanchó para ellos
el
camino
del Cielo :
tuviéron las mismas dificnltldes,
las
111~smas
cuestas que
trepar ,
las mismas
tet:~a ciones ~
los
mtsmos
obstáculos
qne
vencer ; pero no tuvteron la
mtsma
K
z.
co-