![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0503.jpg)
D 1 A X
X'
V11 I.
El E 1Jangelio es del capítulo
1
5.
de
San JuaN.
r
I
N il!o tempore
:
Dixit Jesus
...,.
discipulis suis. Ego sum vitis
vera,
&-
Pater meus agrit.·ola
nt. Omnem palmitem in me-non
fermtem fructum, tollet eum: é§
omnem qui fert fruetwn, purga–
bit eum, ut fructum plus afferat.
J am vos mundi estis propter ser·
monem quem locutus sum vobi.r.
Mattete in me;
&
ego in vobis.
Stcut palmes non potest ferrc-
fructum
d
semetipso, nisi man–
urit in vite
:
sic nec vos, nisi 'in
.
me manseritis. Ego sum vitis,
11os palmites: qui mdnet irz me,é§
ego in eo, hic /ert fructum mul-,
tum; quia sine me nihil potestir
/acere. Si quis in me non manse·
rit
,
mittetur joras
,
sicu pal–
mes,
éB
arescc-t,
e5
aolligent eum,
&
in ignem mittent,
&
ardet. Si
manseritis in me,
&
ve1·ba mea
in vobis manserint/.. quodGumque
volueritis petetis,
&-
fiet vobi's.
E
N tiempo que Jesu-Cbristo
en·
señaba
á
sus discípulos la in–
dispensable union con su persona
para· obrar meritorramenre·, les ha–
bló
con
la
siguiente parábola: Yo
soy la vid verdadera , y mi . Padre
Labrador , quien cortar;l todo sar–
miento que en mí no lleve fruto,
y
limpiará todo aquel que lleva fru–
to para que lo dé mas copioso. Vos–
otros ya estais limpios por medio
cle las palabras que os he hablado.
Permaneced en mí,
y
yo en voso–
tros..
Así
como no puede fructificar
por sí mismo el
sarmi~nto,
si no per–
maneciere en la vid;. del mismo mo–
dóvosotros ,
O()
permaneciendo en
mí. YO' soy vid ,
y
vosotros. sar–
mientos. El que permanece en mí,
y
yo en él ;. éste lleva mucho fru–
to, porque sin mí: nada podeis ha–
cer. El que en mí no permaneciere,
seri arrojadO' fuera como sarmiento
que secándose, lo coger:in , echa–
rán
á:
er
fuego
t
y
arderá. Si perma–
neciereis en mí, y mis. palabras en
vosotros; quanto quisiereis , pedi–
réis,
y
se os concederá.
MEDITACION
De la in .finita duracion ·de las penas del Infierno.
PUNTO PRIMERO.
1
Considera, que por terrible que sea la
imágen
con que
nos representamos
el
Infierno; por espantosa que sea la
idea que formamos de aqnella desgraciada infeliz eterni–
dad; todo quanto podemos concebir es poco, es casi nada,
respecto de
lo
que
ella
es en sí verdaderamente.
Un
con-
Qqq
jun-