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D I A XXVIII.

R E F L E X I O N E S.

Estarán en pie los Justos con gran constancia.

Sta–

bunt justi

in magna con.rtantia.

En este mundo los malos,

por lo comun , llevaron el mejor partido , sobresaliéron,

triunfáron, brillaron, miéntras los Justos vivian abatidos,

humillados en ui1a despreciable obscuridad. Parece _puesto

en razon, que haviéndose mudado la condicion de unos,

y

de otros , se mude tam bien de tono ,

y

que muden de

lugar. Es el mundo la region de las pasiones : éstas rey–

nan en él con fiereza, y con imperio ; todo cede al poder

de los mundanos. La virtud , como extrangera, no puede

hacer fortuna; no se en tiende su idioma ; no se toma gus-

,

1

A

1

to a sus maxunas , porque son enteramente contranas

a

las del mundo : parece que se la hace ·merced en acordar–

se de ellas, arrn solo para ser asunto de zumba,

y

de di–

version. Se hace gran burla de su mode&tia, de su circuns–

peccion , de su re gimiento , de aquella regularidad de

costumbres '

e

quella severidad' de aquella aspereza de

vida. Toda la de ensa de los buenos se reduce á un reli–

gioso silencio , ' una mttda paciencia. Ningun mundano se

atreve á volver por ellos.

A

la verdad, su mismo porte

es su mejor apología; pero ésta no se oye con el tumulto

del mundo , y con el ruido de las pasiones. La 1nayor parte

de los escogidos de Dios vive entre el polvo,

y

muere en

la

obscuridad; miéntras

t,m

gran número de libertinos

in–

sulta á la virtud hasta el fin de la vida : bien que en

la

postrera hora los mas la hacen justicia.

Stabunt justi

:

pero al fin á cada uno le ha de venir

su vez. Hay un tribunal en que los Justos han de ser oí–

dos, en que se les ha de hacer jnsticia, porque encuen-

• tran con un Juez Íntegro, imparcial. Abogará . por ellos,

no solo su propria conciencia, sino tambien la de los mun–

d,mos.

Allí

se presentarán con la nuyor confianza: aque–

llos hombres tan · obscuros, tan humillados, y tan tímidos

se dexadn ver con desembarazo , y con despejo, porque

su religion

los autoriza ,

y

el misn1o Dios será su esfuer-

zo,