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DIA XXV.

43.5

de Dios:

¿

quántas veces.

la

he oido ,

y

la he leido?

¿

l)e_,

ro quántos ·milagros?

qu~ntos

frutos ha producido en mü

¡Buen Dios!

¡

Qaánto debe

espantl r111e

esta esterilidad!

P U N T O

S

E G

U

N O O.

C.Jnsidera qne tan pernicios0 es no tomar alimen–

to, como tomarle , est.ando en malJ di sposidon! Igual–

mente se muere de hambre, que de enfermedad.

~Oyese

la

palabra de Dios como palabra de

Dios~

Preguntémoselo

á la ansia qne se tiene de oírla, al respeto ,

y

á

la doci–

lidad con que se oye.

i

Quántos van

á

oirla solo por ha–

cer crísis de los talentos ;

y

de la habilid:id del que predi–

ca

~

Se hace vanidad de la misma

r~sisrencia,

solo por acre

4

ditarse de mejor,

y

mas delicado gusto. Quando hace Jl-

, guna fuerza el Sermon, se piensa que todo está ya hecho,

y

sin embargo se puede decir que nunca nos resta mas por

hacer. Algunos van

á

oir la palabra de Dios solo por oir

al Predicador: esto es, no tienen otro motivo para asis–

tir al Sermon, sine e estar convidados : van por bien

pa~

rece.r , por atencion , por costumbre ,

ó

por p-asar una ho–

ra de tiempo· vase tambien por empeño" por parcialidad,

y tal vez por pura adulacion , lisonja , 6 compbcencia.

~Los

motivos de aquellas damas que solo van al Sermon por

de~

xarse ver, por brillar ,

y

por lucirlo : los de aquellos di–

sohtos de tan poca religion , los de aquellos ociosos que

solo se mueven por humor ,

ó

por capricho ;· los moti–

vos de todas e5tas personas tan poco christianas , .son s1em–

prc muy espirituales , son ntuy puros

?

¡Y no seria mara–

villa que la palabra de Dios fructificase en corazones tan

1nal dispuestos ; qne estos peñascos diesen agua; que pren–

diese el grano sembrado entre estas piedras ,

y

en medió

· del camino

!

Son pocos los qne se aplican

á

sí lo que oyen al Pre..

dicador. Si hace un retrato que se nos . parezca , se dice

que

aquello no es predicar , sino morder ; no es doctri–

na , sino sátira. Y

á

vista de esto nos causará admiracion,

q te con tantos Ministros del Señor que anuncian su pa-

Iii

2

Ia-