DIA XXV.
r
7
.
43.
de los·
Hombres~
Hace que las ondas se endurezcan ,
y
se
consoliden debaxo de los pies ; hace que los mas duros pe–
ñascos broten agua en abundancia ; hace que se abran los
sepulcros , y que vomiten vivos á los que tragáron ca–
daveres. Toda la naturaleza enmude e, todo calla quando
habla Dios , y sn voz jamas se debilita. ¿Pues de dónde
nace , .que esta divina palabra, cuya virtud nunca se en–
vejece , sea hoy tan poco eficaz ;
y
que la voz de Dios
que se hace oir hasta en los abismos , que trastorna los
nlJ. empinados, los nus robustos cedros del Líbano, no pue–
da , al parecer , penetrar e,l corJzon del hombre , ni aba–
tir su
01
gullo
~
Dios predica , Dios babb , Dios amenaza;
¿pero
quién
se
convierte~ ~De
dónde proviene esta impía
resi ten 'a de nuestros
corazones~
Proviene de que se oye
la palabra de Dios sin docilidad ; de que se a iste
a
lós
se11none::, con mala di
~o
icion. Cae e::, te mi terioso gra–
no , ó en n cdio del canjno , y le
i
an los pasage1 os ;
ó
en ti na
pedr
e
sec-a por falta de
xugo;
ó
entre
zarz
1
·s ,
y e
'
,
' tas
le
sLlfocan ; es muy poco
el
q 'IC
c.1e
~..:n b·1~na
ticna. Examina quál de estas palábobs
te eom
t
rehende.
u corazon es e
t
tierra ;
~pero
es aca–
so b ti
1
ra d l camino real por don e todos pasan
?
¿es
la. tierra pedregosa
? ·
es la que está llena de las espinas
que brotan las pasiones? 2Con qué dispo icion vas á oir
el sermon? prueba clara del poco caso que haces de. él es
el poco fruto que sacas. Comienza acnsandote con dolor
en la primera confesion de este poco aprecio,
d~
esta in–
diferencia , y de lo que has abusado tanto tiempo ha de
la palabra de Dios , observando en adelante los consejos
siguientes. Primero: ánres de ir al sermon, díte á tí mis–
mo que vas
á
oir la pabbra de Divs. Segundo ·: al em–
pezarse el Sermon , pide al Señor te dé gracia para apro–
·.•echarte de él con esta breve oracion:
Loquere Domine, quia
audit servus tuus.
Hablad, Señor , que vuestro siervo oye,
ó
por medio de esta otra:
Servus tuus sum ego, da mi–
hi intellectum ut sciam te.rtimonia tua: tempus
facien.diDo–
mine.
Vuestro siervo soy, Señor, dadme e
ntendimiento
para conocer lo que quereis que haga,
y
para practicar-
lo;