DIA XI.
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¡y
qLré
inútilment'e se declama contra el error , quando
el entendimiento ,
y
el
corazon van
a
una
!
Todos los
votos del
cor~zon
son para mantener el orgullo del enten–
dimiento en tod9s sus derechos , y toda la viveza del en–
tendimiento se emplea en defender las torcidas inclinacio–
nes del corazon. Este es el verdadero principio de la in...
docilidad, de la preocupacion, de la obstinac!on , de la
artificiosa conjuracion de los Sectarios. Sean de aquí ade...
}ante pruebas vi5ibles de tu cathólico pecho
tl1
docilidad,
y
rendimiento
á
todas las decisiones de la Iglesia. Huye
cuidJdosamente de aquellas conversaciones ménos religio–
sas ,
ó
por mejor decir es-cau9 alosas,
y
siempre sumamen–
te perjudiciales , en las quales parece se quiere erigir un
Tribunal particular para
ex 2 n ~ inar
las decisiones de
fa
Igle–
sia. Sea tu
ft
sencilla , humi lde, respetosa , universal ,
y
por decido así, ciega .en quanto
á
las bachillelÍas del ero–
rendimiento humano. Sin estas qualidades no será mas que
una fantasma de fé.
2
Fuera de estas vi rtudes generales , observa ' las· ad–
vertencias siguientes: Primera: Luego que tengas noticia
de que algun Hbro está Iegítiman:ente
rohibido, y
c6~j
denado, hora ea
1
or errado en la docu ina , hora por per–
nicio o
a
las costumbres' mírale con horror.
~o
solo no
le
has de tener en tu poder ; pe1
o
has de zelar con rla
mayor
vi~ibncia
, que tds hijos·, tus
CI
iados , y dependien–
tes no le lean , porque serás reo de
siJ
desobedie~1 cia
:· el
menor descuido en punto tan importante mancha la pureza
de la fé , y lastima la delicadeza de la Religion. Segunda:
Jam1s permitas que se dispute, arguya, ni defienda en tu
presencia cosa que esté condenada , aunque sea por di–
yersion , aunque sea en · chanza , aunque SFa con el espe- ·
cioso pretexto de -querer instruirse bien en la doctrina vcrr–
dader·a. Esta especie de conversaciones ,
y
disputas soba·e
materias tan peligrosas, son unas como disertaciones
crí–
ticas~
y
malignas , .que quando ménos , producen dudas,.
y
perplexidades, y n<!> pocas veces fomentan
el
espíritu Se
maqninaci.OI1,
·Y
de
r~beli0~1,
tirando por lo comun •á·
ha–
cer despreciables las decisiones de ·la
~Igle~ia.
T
~rcera:
·
Im-
pon-