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DIA XI.

197

¡y

qLré

inútilment'e se declama contra el error , quando

el entendimiento ,

y

el

corazon van

a

una

!

Todos los

votos del

cor~zon

son para mantener el orgullo del enten–

dimiento en tod9s sus derechos , y toda la viveza del en–

tendimiento se emplea en defender las torcidas inclinacio–

nes del corazon. Este es el verdadero principio de la in...

docilidad, de la preocupacion, de la obstinac!on , de la

artificiosa conjuracion de los Sectarios. Sean de aquí ade...

}ante pruebas vi5ibles de tu cathólico pecho

tl1

docilidad,

y

rendimiento

á

todas las decisiones de la Iglesia. Huye

cuidJdosamente de aquellas conversaciones ménos religio–

sas ,

ó

por mejor decir es-cau9 alosas,

y

siempre sumamen–

te perjudiciales , en las quales parece se quiere erigir un

Tribunal particular para

ex 2 n ~ inar

las decisiones de

fa

Igle–

sia. Sea tu

ft

sencilla , humi lde, respetosa , universal ,

y

por decido así, ciega .en quanto

á

las bachillelÍas del ero–

rendimiento humano. Sin estas qualidades no será mas que

una fantasma de fé.

2

Fuera de estas vi rtudes generales , observa ' las· ad–

vertencias siguientes: Primera: Luego que tengas noticia

de que algun Hbro está Iegítiman:ente

rohibido, y

c6~j­

denado, hora ea

1

or errado en la docu ina , hora por per–

nicio o

a

las costumbres' mírale con horror.

~o

solo no

le

has de tener en tu poder ; pe1

o

has de zelar con rla

mayor

vi~ibncia

, que tds hijos·, tus

CI

iados , y dependien–

tes no le lean , porque serás reo de

siJ

desobedie~1 cia

:· el

menor descuido en punto tan importante mancha la pureza

de la fé , y lastima la delicadeza de la Religion. Segunda:

Jam1s permitas que se dispute, arguya, ni defienda en tu

presencia cosa que esté condenada , aunque sea por di–

yersion , aunque sea en · chanza , aunque SFa con el espe- ·

cioso pretexto de -querer instruirse bien en la doctrina vcrr–

dader·a. Esta especie de conversaciones ,

y

disputas soba·e

materias tan peligrosas, son unas como disertaciones

crí–

ticas~

y

malignas , .que quando ménos , producen dudas,.

y

perplexidades, y n<!> pocas veces fomentan

el

espíritu Se

maqninaci.OI1,

·Y

de

r~beli0~1,

tirando por lo comun •á·

ha–

cer despreciables las decisiones de ·la

~Igle~ia.

T

~rcera:

·

Im-

pon-