DIA XL
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díls
las
leyes de la Igler,ia provienen de
un
mismo espíri–
tu; que cada una de ellas es extension de nuestra
fé;
qu'-!
todas estriban en un mismo fundamento;
~ue
todas nacen
de un mismo principio, que es la sabiduna ,_la infalibili–
dad,
y
la autoridad del mismo Dios;
~
tendriamos atrevi–
miento para sujetarnos
á
ellas con restriccion ,
y
con
li–
nlitaciones
~
Y si es necesario sujetarse universalmente ,
y
·con res–
peto
á
las decisiones dogmáticas ,
y
doctrinales de la Igle–
sia ; ¿será por ventura ménos necesario rendirse á las. Ca–
nónicas ,
y
morales que hablan Gon las costumbres
r
Si
aquellas deben hacer esclavo , como se explica
el
Apóstol,
al entendimiento humano en obsequio de la obediencia
á
J
esu-Christo ;
~tendrán
éstas 1nénos fuerza p_ara hacer que
el
corazon se sujete á Io que le n1anda el Evangelio
r
Todo
aquel que soberbia ,
y
altaneramente se levanta contra la
Sabiduría de Dios , es réprobo.
¿
Seráio por ventura ménos
el que se amotina contra su santidad ,
y
contra su divina
prudencia~
Grantle es el NÚmero de los hereges de enten–
dimiento:
¿
serále ménor el de los hereges de voluntad, y
de costumbres? · son ménos enemigos unos ,
y
otros de
la Cruz de
J
esn-Christo ,
y
de su Iglesia
~
¿Qué rendiJniento ha sido hasta
aho~a
el mio
á ,
las
decisiones de esta comun n1adre de los Fieles
r
¿He · suje–
tado tni entendimiento
á
todas sus decisiones,
y
he ren–
dido mi corazon á todas sus n1áximas
?
Muchas reflexiones
puedo hacer aquí sobre mi indocilidad ,
y
sobre mi pre-
-
suncion;
y
acaso encontraré muchos n1otivo.s para el do–
lor ,
y
para el arrepentimiento. Dignáos , Señor , de au–
mentar mi fé , aumentando mi rendida sujecion á vuestra
Santa Iglesia :
y
pues lo que debQ creer es regla de lo
que debo obrar
i
haced que mis costumbres sean en ade-
I¡nte Ia prueba mas evidente de mi fé.
·
Bb
1;
JA-