(
P2 )
lb::
aqui
las impoa·tantes cuestiones que deben
Jlbsorver vuestra meditncion en estos momentos. Yo
las juzgo dignbS de esta cátedra; por que no son mns que
Ja
CJ~:presion
de los derechos que Dios nos ha concedido,
y
que en
el
lenguaje
de
la ciencia se clnsificnn c()n
el
J)ombre de
~ntornos
y e:»lerno$.
S1
toda sociedad para tener una e31.istencia pa·opia,
para desart•ollat· sus elementos de vida. pat·a llegar
por sus pr·opios
esfuer~os
á su fin
y
llamarse soberana,
debe,
sin dependencia de poder·
exh·año,
adoptar
.)as
instituciones que crea convenientes; es claro, que el Perú
en
sus tres siglos de coloniaje, no era mas
(jUe una
,gran máquina, cuyo resorte manejara á su arbitrio un
Rei
exta·anjero; no era mas que un cuerpo inerte, cuyo
movimiento esta-ba en proporcion de la fuerza moh·íz
que le imp lsnba; no
era
mas
que
Qn pueblo comp¡·j..
JDido, que
a peqüetios síntomas de vida.
~-=-- os,
como los individuos, viven de
J}~i_a..;;:~~~
del
cot·a~on
·
¡;j
la
intelijencja vive
de
la
vet·dacl,
y
el corazon del bien; si
la
vm·dod no
~e
nos b·asmite sino por
la
palobr·a,
y
no gozamos del
bien sino poniéndonos t>n relacion con él;
y
si
la mejol'
garantía de la palabra es la libertad,
y
el ''Ínculo que
nas une con el Maximo Bien. es la relijion, se puede
decir que el corazon del
Peru
no palpitaba: su intelijen–
cia dormia. Conct·etadas las verdades mas importantes
de la sociedad,
á
un codo ni.tmer·o de hombres
ilush·n·
dos á quienes no les er·a dado ovanjelizar los derechos
del pueblo, éste era indigente, por que la mas insopot··
table de ]as indigencias es la de la verdad: nqueJlos eran