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<¿ 7

.vnestra salad

y

Ja

~el

pueblo ,

y

fa

alcan~ré~~

como

él.

Sí:

la

alcanzaréis sin

duda. El

tít ulo

de

rey na de

lo~

cielos , no es . un título vano

Y.

sin poder. La -. que obtuvo en las bodas de Caná

~l

primer

mil~gro

de Jesu-Cristo, puede

todos

lo~

días obtener otros

nuevos. Ella puede arrancaros

de -los brazos de

la

muerte,

y

retirar vuestras al–

mas · de 'las puertas del abismo. Su interc€siqn

de~

l>e

inspirar mas confianza

á

los cristianos , que

I~

que inspiró

á

Júdas Macabeo

la

oracion de Jeremías.

Yo creo oir al Salvador del mundG , diri

~

gir

á

María estas tiernas palabras que dirigió

~

Esther en otro

tiempo el rey Asuero. ¿Qué

pedís ~

para que

se os conceda en el momento?

Quid pe–

tis

,

ut

detur

tibi?

Ya

pa'só ese tiempo en qüe des.,

p'ues de

tres días de ausencia , respondía con

dq."'í.

reza

á

vuestras amorosas reconvenciones: ¿No.

sa–

beis que debo ocuparme en el servicio de

mi :pa -:–

dre ?

Y

a

pasó ese tiempo en que pareciendo

dese~~

noceros quando me esperabais en

l as puertas de

la

Sinagoga , gritaba : ¿Qui én es mi mad re,

y

quie–

nes son mis hermanos ? Es as humi ll aciones

pa s age~

ras preparaban entónces vues tra gl or ia presente :

y

ese

ligero abatimiento

fué

el

fundamen t o q ue

yo,

¡>use

al gran

poder

que

hoy

teneis

en

'el

cielo

l