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ra miradas de ternura. D es pue; del dia de su gloriosa
asumpcion , si empre es tá ocupada· en r ec ibir nu est ras
stíplicas ,
y
present a rlas al pie del trono cel e tial.
L as
entrarfas que ll eváron nueve meses
la
salud del
inundo · , no h an cesaóo de pedirla en diez .
y
ocho
siglos. Manifestad, mis herrnanos , vues tras aflic–
c10nes
y
mi serias : abrid vuestro corazon
á
cata me–
d_ié!-dora
tan generosa
y
cornpasi va. No os
acobarde
en su p.resencia
la enormidad de
vuestros crímeJ.
n es . Habladle sin temor . ·Quan to es mas deplora ..
b le el estado de los
infelices que Ja imploran, tan–
to mas los cornpad.ece . Ser grande pecador es un
motivo poderoso para
invocarla con mejor suceso.
P ero 'no penseis .salvar
á
la sombra de sus alta–
res vuestras pasiones favoritas :
no oseis
intere ..•
s'arla en vuestros proyectos criminales. María solo
escucha las oraciones dictadas por
la compuncion
y
la humildad
i
y
.cierra sus oídos , con horror ,'
á
l os sacrílegos votos del hombre impenitente. No
seais
imprudentes como Adon.ías que creyendo <•u
Salomon nada podia negar
á
su
n adre
cts
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neque enim
tibi
negare
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ña en prot eger sus miras amb iciosas·
o sea que
e.xperimenteis ,
como él , el ju sto castigo de una
temeraria peticion. P edidle..., como pidi6 .Mardoc¡ueo •
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