.,u destino . 'quien ·ha · causado
tu as·ombro, ':
Fe.inin/A
t:ircunLdabit virum.
¡
Ni
como hahias de asombrarte
.de que
la
providencia suspenda en
~~sequio
suye>
.el
curso de · la naturaleza, sabiendo los designios
que · ti ene sohre ella!
Sí
vieras . seguir en su
crea~
~ion
las
leyes ordinarias,
entónces
te
espantara~.
'.COn
justida ,
y
tu espanto fuera comun al cielo
y
'.á·
la tierra. Un prodigio
como
est~
d_ebia pre–
.ceder al nacimiento de un Dios. Admírast Moy&e'S.
.quando ve la zarza ardiendq
sin quemarse. PerQ
ttpéirns se acerca ,
solo
piensa en. la
voz
que sale
·de
la
llama, ol vid11ndo
el motivo de
su
primer.a.
;\dmiracion. Pues ¡qué cosa podía parecerle grande
C!D
la presencia del Seiíor
!
¡Hombres incrédulos que solo
disti.ngu.isel
brazo del Todo-poderoso
á
la
luz de sus milagros
l
¿
Jusgais difícil
que
María haya tenido un prin ..
cipio de tanta elevacion? Acercaos
á
ella , y
ved
el fin
de su creacion. ¿Por se1:
~an
grande el pro –
digio de su Concepcio11 inmaculada , os parecé impq–
~ible?
Pensad en los prodigios mayore.s
á
que
est~
.destinada.
Y
¿como dexar de creer que salga desde
su
orígen de los límites comunes, uua Virgen cri;ldí!
con el objeto solo de que dé· la vida
.á.
su ,criador¡
J?onga en el mundo al
mismo
que
sacó al
mundct
I