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el Salvador cuando dijo: "el que quiera venir hacia
iní, deje
á
su padre,-á su niadre, tome su cruz,
y
sí·
game." Esta es la condicion que nos impone, desde
que nos hemos constituido sus discípulos, para ser
maestros de las gentes.
Encargados de la direccion espiritual de la por·
cion de fieles que habitan vuestro i·edil, cada uno de
vosotros·, bien lo sabeis, es el inaestro, el ejemplo
siempre vivo,
y
con frecuencia el recurso
y
consuelo
de vuestros hijos en J esucristo: sois los padres es1)i· '
rituales de esa porcion de la familia cristiana,
y
la de·
beis todos los anhelos que son necesarios par:;i.. culti·
var su xazon, no solo propagando .la verdadera doc·
trina, en la CátedTa del E spíritu Santo
y
en el tribu·
nal de la penitencia; sino extirpando con prudencia
las preocupaciones
y
errores que sofocan los mas cla·
ros principios del catolicismo,
,y
entraban, perturban
y retardan el progreso de los pú.e.blos, aun en su vida
política
y
civíl. Difícil, tal vez penoso es el cumpli–
miento de esta obligacion de .los párrocos; pero esta.
es la cruz con que Jesucristo encargó
á
sus discípu·
los, esto es,
á
los que, como nosotros, quieren se ...
guirlo.
.
. ·
·
.
Nadie como nosotros; caros hermanos, tiene los,
d
/
medio~ d~
desarraigar las
p1~eocupacione~
en que la
1
ca:.i"tit
~nd1gena
se halla sumida en materia de creen·
cÍ't~
religiosas,
y
en su reforma
á
la vida civíl, en la
cual ha avanzado el
mun~o
catótico, eµ pro:porcion
al grado de pureza de su ·profesion cristiana
y
de su
instruccion
y
práctica en la doctrina evangélica. El
desvío en. sus preceptos, .se encuentra siempre prcdu·
ciendo
ó
haciendo roas tenibles las tormenta.s
y
ca–
tástrofes que han afiijido á"la humanidad. E xpliquen
como quieran los llamados .espíritus fuertes las cau–
sas :
que han anegado-en sangre
á
las naciones,
y
·ja-