C A P I T U L 0 X LI V.
6.15
CAPITULO L XIV.
El Pueblo de ls·rael reducido a extremas miseri as
,
r uega al S eno1· que
se dig ne ernplear su poder en librar le
,
como habia he ·ho nntiguamen–
t e. Confiesa sus pecados
,
y
le pide gr,fcia· en v irt ud de su alianza
p ar a ser r eparado de su lastimosa r uina.
1
U
tinam dirumperes Gae-
1
i
tu
rom eras
los
las , et descenderes : a facie tua
Cielos , y descendieras • : a tu pre-
montes defiuerent.
sencia los montes se derretirian
~ .
2
Sicut exustio ig nis tabes-
2
Como quemazon de fuego
cerent , aquae arderent igni , ut
se desha rian s , las
ag~rns
arder ian
noturn fieret nomen tuum i ni -
en fuego , para que
co~<Jciesen
los
m1c L
tu is : a facie tua gen tes
enemigos tu nomb re: a t u
pres~n-
tur ba,rentur.
c ia tembla rian las Naciones.
3
C um feceris mirabilia, non
3 Q uando tu h icieres estas
sustinebimus : descendisti , et
ravillas
4 ,
no las soportaremos:
a
facie
tua montes
deft uxe-
d escendiste ,
y
a tu presencia l os
runt.
mantes se der riti on.
4 A saeculo non audierunt,
4 D esde el siglo no oyeron
s,
neque aur ibus perceperunt: ocu-
ni orejas pe rcib ie ron: ojo no v io,
lus non vidit •,Deus , absque te,
salvo tu, o D ios , lo que h as apare-
~~
x
D esccndieses fina lmcnte a la t ie rra
a librarnos de los ma les que padecemos,
ya conve rsar con nosotros
hecho H ombre.
t
Se hace aqu! alusio n al monte Si–
nai que se es tremecio todo c
n
la presen–
cia del Senor , quando bax6
a
el para d at
la Ley a su Pueblo.
E xod . x ix.
18 .
3
Y
se desa tarian como se deshacen
y desa tan los metales y ot ras cosas al
fo ego.
L as agiuts a
d erian
en
Juego
: en
lo que se hace alus ion a los truenos , ra–
y os y relamp agos que se vie ron en las
nubes ca rgadas de agua qua ndo foe pro–
mulgad a la L ey : o tamb ien al sacrifi cio
de E Has , en que bax6 fu ego del
ie lo
que consumi6 el holocausto , el
It
r,
y
t oda el agua qu e sobre el se habia
erra–
mado :
Ill.
R eg .
xv111.
38 . y despues a–
caec
lo mi sm
en el sacrificio que ofre–
ci6 N ehemlas .
11.
Mac/Lab.
J .
22 .
4
Quando descendieres a noso tros del
Cielo con tan g rande magestad ,
y
no~
a
I .
Corinth.
11 .
9·
Tom. V I.
en vi ares tu D ivino Espiritu , nos est re–
meoeremos todos al
ver
sem jantes p ro–
d igios ; nos d aremos por vencidos ,
y,
confesando nues tra incredulidad sujeta–
remos nues tros cuellos a
tu
yugo. Hace
al usion al te rro r y espanto de los I srae–
litas, quando vi.ero n el fuego
y
las ll a–
mas en el monte le Sin ai.
E xod. xx .
18.
E l P ropheta , como que ya habia sido
oido y llegado al cumplimiento de sus
deseos : D e e t::liste y a , Senor , excla–
ma todo t ranspo rtad
, a nosotros : te veo
en espiritu hecho H ombre , y conv rsar
en
~
ti erra con nosotro s : y a todos
los
mont es
, esto es , todo lo mas alto, fue r–
t e , poderoso que hay en el mundo , a
tu prese ncia , a tu ven ida , a la de t u Di–
v ino
spfritu en el d ia d e Pentecostes, se
ha dis ipado , deshech y derreti
,
mo sc derrite la cera al amor del fuego.
5
D ede que el mundo es mundo no
se ha oido ni se ha cutendido cosa igu
I.
LllJ
z
0