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- 143-

te,

y

vió con admiracion, que l"ray Jl,farlin le estaba u111cb.ncl0

la túnica, h abíendolo dejado en ·el aposento anterior, sin que

oste Lu,•iese otra puerta, y sin que el relijioso le hubiese visto

sal ir, lo que

1¡0

p nclo verifi carse sino h aciendo uso el Siervo

<le Dios cl"e su ajilírlad é ínv isibilirlacl, p uesto quP. los clo' cuar–

tos, esta\lo,n conti guos, y el con:pai'1ero h abía salido p rimero,

dejando en él

á

Fray D iego

y a Fray

Martín .

P ocos h echos eslraordinari os se leen en las Yidas ele los

santos tan auloTizado como los Dotes de bienavenluraclo q ne

se admiraron en el B eató Martín P arres. Considerese qne

J e casi todos- fucrnu testigos una comunicad de tresc ientos re –

lijiosos p or dilatado tien1po, y que se repitieron much as veces

.Yª

á

l~

vista del mayor número, ya

á

c"da uno en parti cular.

No pqclieron en ga i1 arse los e11formos necesitarlos ele su aux i–

lio, q\1e en alla noC;h e le llamaron ó solo con el d eseo, ó tam–

bien con la palabra, y que f ueron socorridos por el Siervo de.

Dios, estando las puertas cerradas, llevando consigo los uten.

silios

y

medicin as que 1,e pedían los pacientes; ni tampoco os

creíble que

padeci~sen

ilusion cuantos le ,-icron muchas ve–

ces elevado mus de cuatro varas de la tierra.

iQn.3 mara>illa

l~

de los novicios que huyeron al pueblo del Cercado!

iLa

del que b abia convenido co n sn padre en d!)j ar los H ab itos pa·

ra ser tesorero!

¡La del h olandes moribunclo en el hospital,

sin h aber sidó bantizado'

iQ né portento el de entrar con

las puertas cerrad as p a ra socorrer al moribundó F ray Die–

go

fodraoo, caido en el "uelo, porq ne los r61ijiosos ,-cladores

se h abian dorn¡ido

á

pierna

uelta!

¿Como podrá. dudarse

del priv,ilejio que gozaba de h acerse in" isible c\cspues de co–

m ul gar, h abiel)dose hech o reiteradas pniebas p ara asegurarse

c;le esta m,aravilla, y const:rndo por loe.las

ella~

su realic.lnd'I

Y

c11anto m as no deb e crecer nuestra admiracion, al considerar

qut> asi como no solo penetraba los cuerpos solidos,

ino tam–

bieu h acia que lo

penetrasen las sabanas, camisa, brasero

y

ciernas utensilio ¿¡ue llevaba para socorrer á lo · enfermos ne–

ce itados P.n alta noche; del mismo modo e lrncia invi. ible

y

hacia igualmcu tr

á

otrns, como sucedió cuando por b11ber

tomado lu ,npari<'ncia de colchon,

y

h aciendo oor su "irtud,

que la

t

mnseu dos criminale perseguidos poc la ju ticia, que

cntrnron

Íl

u celda implorando u prnleccion, no pudieron

conoc rlo ni el juez, ui

u~

ministros, porque solo veian

u

ello

lres col hones!

.

l~t>flexionese

qne el don de pPnelrar los dcs<'OS de otras

per onas,

y

sns acciones re.pnmsibles, so cstendia hasta las