183
monio con doo Frnocisco de Paula Garcia, por el fall.ecimien–
to de su primer esposo, logró ve
el fruto de sus segundas
nupcias.
·
No pudo quedar en silencio tan' claro
y
estupendo milagro.
Publicáronle la señora, su esposo,
y
cuaotos pudieron t estifi–
carle. Pidió lue¡¡¡o la religion del Rosario al señor 'Arzobispo,
que se comprobara el hecho.
y
por ma11dato de su llustrlsima
declararon la verdad de cuanto se ha referi'do, la sellora, sus
nsistentes
y
amigos,
y
el religioso que babia sacado la tierra
del sepulcro. Íurnron pÓr la misma autoridad tlel Ordinario,
tohos los profesores 'qúc habian medicinado
á
1
eilora, decla–
rando que su mal habia llegado al término de incurable,
y
gue
se
balJnba perfectamente sana de un modo extraordinario.
Ncmbráronse luego tres profesores ilustrudos, distintos de los
que In habian Cl\ra!io,
á
saber, 1 doctor dbn Cosme :Bueno, el
doctor don Domingo Egoaghirre
y
don Agustin Perez, para
que la examinase o
y
viesen si estab, sana,
y
los tres, no solo
aseguraron gue se
hallab~
buena, sino tamj)ien que era nuevo
milagro la leve mancha que se notaba en vez de una cicatriz de–
sigual, áspera
y
prqfo.nda,
y
el
que hubiese concebido en su
seno. (") Probado el milagro por los médicos
y
,cirujaoos,
eli–
gió su Ilustrísima cuatro teólogos y otros tantos canonistas,
para que dictaminasen sobre la realidad del portento, tenien- ·
do
á
la vista lo actuado. Ninguno disintió en la comproba–
cion del milagro; pero el padre maestro Lnrrea, de la órden
de
Snn
Agustín, uno de los teólogos, exigió que se buscase al
religioso que babia socorrido
á
doila María en la Recoleta,
pnra que .se esclareciese, si acaso habia sido el mismo
fra
1'1nrtio. Se examinaron todos los religiosos,
y
ninguno dió oo–
ticia de lo ocurrido: se tomó razou del lugar donde se halln–
bau los que habian dejado el hábito,
y
se escribió
ñ
las ciuda–
des
y
pueblos donde se supo que hnbilaban; pero todo
fué
en
nno.-Se perdió mu.cho tiempo en estas diligencias,
y
eotrc
tanto fallecieron' el maestro l1arrea
y
el señor Arzob
ispo. Asíes que igo
oro si se remitió
á
Roma el sumario
~e
lns
decla.ra–ciones,
y
di.ctám.ende los sabios sobre la realidad del mila–
gro, ó si habiéodose remitido se perdió por las convul 10nes
politices de la Europa,
y
g11erra dectructora de la España,
primero con Francia
y
déspues con
Inglaterra.
Compete
al
señor Arzobispo electo ver si
hay
coustancia
en
11u
archivo de haberse remitido el proceso.
C-J
Tengo
á
la •isla el dictámcn de ésos s.Lios m•dicos,
del
que Le
ellraolado cuanto refiero de esta historia
y
milagrosa
sanidad.