DE PHOCION.
I
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no le baste. Si juzgan poner algun tesoro
público, ya es esta una señal de que su vir–
tud se altera; y su imprudencia en lugar de
afirmar el Estado, deshace sus fundamentos .
Estad seguro de que no estarán contentos
Jos Ciudadanos
~~su
pobreza quando el
Estado juntare riquel..s. Yo sacaría de esto,
Aristias, una regla general. Segun que la
Política se ocupa n1as,
ó
111enos en sus
teso~
ros, dineros,
y
riquezas, es mas,
ó
n1cnos
dichosa la República,
y
mas,
ó
menos
se~
!?arada del momento de su ruina.
tumbres, h3cer cstimlr la pobreza,
ó
á
lo menos aprender
á
pasarse sin las superfluas riquezas. ¿No seria superior esta
Polh1ca
á
la del Ministro, que cuidase
hac~r
empezar otra ,·ez
el
mismo círculo de pobreza , y rique2as , de que
h1bl:i :vJ.r.
Cantillon?
No
es facil
á
un Ministro hacer que comience esre
círcu–
lo en un Estado, cuya fortuna esd en decadencia.
Serb.
ne–
cesario que el Gobierno socorriese
:í
ICJs Ciudadano'>, y dis–
minuyese los derechos para favorecer el comercio; pero no lo
hará. La ab1rndancia pasada
le 113.
acostumbrado
á
muchas
necesidades,
y
est:is aaui11arán
13
Republica: lo tengo por
imposible; pero quiero que tenga Magistr:tdos atentos siem–
pre,
y bien intencion1dos,
y
hábiles, para hacer cnmenzar es·
te
círculp de que
habla
Mr. Canti!lon : ¿qué rcsuhari:a
di!
es–
to? Es1ará el Estado en el tíltimo ex1remo de su dafio, si en
el instante de pobrez..'l, que seguirá
á
las abundan1es rique–
zas, forma uno de sus enemigos el prO}'CCto
de
invadirle.
La
Politica de este habil Ministro, que hace empiece el circulo
dicho, no sirve mas que para preparar
W1
infortunio
:l
la
Re–
plÍblica, y ponerla en el caso de ser invadida,
ó
dnmina¡la
por
alguo enemigo suyo.
¿Y
es
a'ii
como ha de florecer un
Estado, y afirmu su
verdadera.
pwsperidacl
i
QUIN·