SERGIO QUIJADA JARA
pinas, con el objeto de que no se salga el alma an–
tes de espiar sus culpas y pueda así conseguir el
perdón de Dios, porque en caso contrario, «alma y
cuerpo» se condena.
Cavaron la fosa, luego echaron espinas de . an–
coquichca•, espina dura de un arbusto silvestre, y
luego colocaron el cadáver tapando con más espinas.
Algunos meses después de la muerte de Tomás
fierro, al atravezar lagunas y nevados camino a Mo–
rococha, los compañeros de la banda de cachimbos
se encontraron con aquél, que
tenía la cara o sem–
blante desfigurado, con ojos hundidos, todo «Carca–
ñoso• y con las mejillas canalizadas, de tanto haber
llorado, quien con voz
ronca los detuvo -Y les dijo:
«no corran ni me tengan miedo; pecado había sido
morir entre las astas del toro; estoy coñdenado, ade–
más por haber robado; u
stedesdíganle a mi mujer
que el producto del robo es.tá debajo de un batán;
que saque y entregue a sus dueños y que cuide bien
a mis hijos>>. Díjoles también que
tenía deseos de
, «Comerse» a su mujer, pero que no podía porque es–
taba rodeado de sus hijos que son angelitos.
Pero
que él no la dejaba porque la vigilaba
transformán–
dose en chihuáco.
Y
en verdad así era, porque su
mujer veía todos los días en el patio de su casa, en
el corredor o en la pared a un chihuaco que grita–
ba: «Chihuac, chihuac, chihuac, chihuac; que así an–
daba y decía a su mujer: . qué cosa andará, por qué
vendrá todos los días el chihuaco• .
Sabedora la mujer del encargo de su marido, le–
jos de apedrear o arrojar al chihuaco, desde enton–
ces comenzó a estimarlo y decía en quechua: «pishu
tuculla, chihuaco tucullapish, cuidaycamanshi», es de–
cir: •tal vez el espíritu de mi marido
transformado
en pajarito o en chihuaco me estará cuidando ...
».
-CATORCE-