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DR. GONZALO GIANELLA MALCA

Ver a personas que acuden a servicios de salud par maniobras

abortivas clandestinas es una experiencia sin duda frustrante. Son

mujeres j6venes que Hegan muchas veces con cuadros infecciosos

severos que son atendidas en las hospitales publicos en el Peru,

provienen de las mas bajos estratos socioecon6micos. La empatfa

que genera un medico indignado par esta situaci6n en personas que

trabajan en favor de las derechos de la mujer siempre me ha Hamada

la atenci6n, pues rara vez se cuestiona las razones par las cuales estos

medicos se indignan. Lo mismo sucede cuando esos mismos medicos

relatan experiencias de eventos relacionados con mujeres que,

debido a repetidos embarazos, muestran complicaciones severas coma

hemorragias despues del parto. Sus historias de frustraci6n nos llenan

de empatfa y coma sociedad tendemos a aceptar que sus acciones son

siempre par las motives correctos.

Las leyes de amnistfa para violadores de derechos humanos,

queen muches pafses latinoamericanos se han intentado aprobar (Peru

incluido), contienen siempre un elemento comiln: la contextualizaci6n

de la violaci6n de derechos humanos en una serie de argumentos

(obediencia debida, situaci6n de guerra, etc). La historia de estos

intentos fallidos de promulgar leyes de amnistfa ha dejado claro que

para la doctrina de derechos humanos no es aceptable que un militar

intente aminorar su responsabilidad de -par ejemplo- una ejecuci6n

extrajudicial con argumentos de «cumplir 6rdenes o temor a ser

sancionado». Tampoco es aceptable que un torturador justifique sus

acciones sabre la base del «bien comun».

Es

importante destacar que quien escribe este texto es alguien

involucrado en el tema de las esterilizaciones forzadas desde una

perspectiva particular, ya que he participado en investigaciones

relacionadas al tema par parte de la Defensorfa del Pueblo del Peru.

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Siendo esta una instituci6n que se encarga de velar par las derechos

fundamentales, es de esperar que mi visi6n del problema este siempre

impregnada del discurso de las derechos humanos.

Es

par ello que

siempre he mirado con asombro coma se acepta que las medicos

18

Segundo Informe sabre AQV. Defensorfa del Pueblo, Lima, Peru. 2000.

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