

BIBLIOTECA Y MODERNIDAD
el espacio del discurso y la pro–
puesta politico . Son tiempos de
otra forma de invocar la «revolu–
ci6n». El marxismo gana terreno .
Nuevos actores de la escena
nacional beberan de su credo.
La endemica traza caudil lista
de los mayores se replicara en
noveles portavoces del discurso
clasista . Tai es como los fuertes y
encarnizados debates ideol6gi–
cos de los sesenta se reflejaran
en un sin fin de publicaciones
revolucionarias .
lnnegablemente, buena par–
te de la historia de la izquierda
peruana se hallo en sus atomi–
zadas y numerosas publicacio–
nes. Son muchos los peri6dicos,
semanarios y revistas de la iz–
quierda revolucionaria . Sin im–
portar si tuvieron altos niveles de
lectoria , su relevancia esta en
que en sus paginas podemos
encontrar las bases de lo que
en un momenta determinado el
Peru vive . La relaci6n de causa
y efecto es evidente. Quiza la
historia de
Bandera Rojo,
6rga-
200
no del Comite Regional de Lima
del Partido Comunista del Peru,
sea el mejor exponente de lo
que decimos.
Asi, en el transcurso de sus su–
cesivas ediciones se puede ver
con sumo facilidad los cambios
de postura, las pugnas que se
suscitan de un numero a otro,
asi como los ataques y agravios
a quienes, en numeros anterio–
res , eran tenidos en alto estima
y consideraci6n revolucionaria .
Un universo de reales o bizan–
tinas contradicciones que se
aprecian en las constantes mu–
danzas de la piano directiva .
En sus inicios pro sovietica y
castrista, en sus paginas en–
contramos «razones clasistas»
a favor de la elecci6n del ar–
quitecto Fernando Belaunde
en las justas presidenciales de
1963.
A los pocos meses apare–
ce una clara postura maoista
que inspira un titular que rezaba
«No hay via padfica en el Peru».
Comienza el culto a la violencia
....
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que tan tristes consecuencias
acarreara en el futuro . A partir
de esa hora la Union Sovietica
sera tan odiada como Estados
Unidos de Norteamerica.
Todo esto en el campo de la
politico. En el rubro de las rarezas
podemos advertir la existencia
de extremos, como es el caso
del gran formato de
El Nocionol
y la pequenez de
El Coloso.
Au–
tocalificado como el peri6dico
mas pequeno del mundo, este
ultimo tenia como director a un
nino de diez anos de edad,
J.
J.
Caro Sanchez Zarate. El car–
go de editor responsable lo os–
tentaba su padre, don Ignacio
Caro Sanchez.
El Coloso
sali6 a
la luz el ano
1946
en la ciudad
de Huaraz. Originalmente de
aparici6n mensual, a partir del
15
de julio de
1950,
se convierte
en quincenal. Los acontecimien–
tos que cubria esta publicaci6n
abarcaban las noticias locales
e internacionales , asi como
muestras de ingenio literario y
artfstico.
Joyas de la Biblioteca