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En 1715 oporece lo publicoci6n

Gazeta,

reimpreso en Umo,

que

difundfo noticios

de Espana. En 1745

con

el nombre de

La

Gazeta de Lima,

ofrecfo noticios sabre et

conacimiento de los tiempos, entrodo y

solido de barcos y cr6nica social. Luego en

octubre de 1790 apareci6

El Diorio de Lima,

primer diario de America, cuyo contenido

no

diferfa de las anteriores publicaciones.

Pocos meses despues, el

2

de enero de

1791, la sociedad Amantes def Pafs empe–

z6 a

pub/icar

El Mercurio Peruano.

Joyas de la Biblioteca

Publicaciones peri6dicas

Dentro de la enorme variedad

de documentos que atesora la

Biblioteca Nacional, no solo los

libros tienen un lugar especial.

Ese es el caso de peri6dicos y

revistas en su pluralidad de apq–

riciones, confesiones y formas.

Desde la aparici6n en

1715

de

La Gaceta de Lima,

pasando

por

Monos

y

Monadas

(el que

nace en

1906

y el de

1978).

Como ejemplo de lo dicho, lo

tenemos en ese tipo de publi–

caciones que nos informan de

una existencia marginal, forza–

da o voluntaria. Resulta signifi–

cativa la manera c6mo estas

publicaciones hon llegado a

nuestra biblioteca, la mas de

las veces, de forma an6nima.

En otras, por simple deseo de

los propios actores o familiares

de las mismos, o hasta de meros

terceros que solo buscan no se

olvide lo vivido.

Dentro de las publicaciones

de esta hechura, indudable–

mente

La Tribuna

tiene un lu-

gar predominante, pero en esta

oportunidad queremos ofrecerle

un peri6dico propiamente clan–

destino:

Chan-Chan.

Si

La Tribu–

na

nace en Lima en medio de

la algarabfa y fervor de masas

en las justas electorales de

1931,

Chan-Chan

sale a luz en Trujillo

en

1935.

No deviene en clan–

destina, sino que naci6 clan–

destina. Su directory fundador,

Manuel Arevalo, fue detenido,

torturado

y

apresado dos anos

despues. Estamos en plena dic–

tadura del Mariscal Benavides.

Seguir6 fuera de la ley durante

el regimen de Manuel Pardo.

Sin paradojas, sus mejores dfas

los tendr6 en la clandestinidad.

Anos de persecuciones y destie–

rros la vuelven celebre, legen–

daria. Por lo mismo, cuando las

dictaduras cedieron paso a la

democracia, SU exito Se convir–

ti6 en intrascendencia.

Cuando volvieron tiempos

mejores este tipo de publicacio–

nes no sabr6n brillar como en

las penumbras. Adem6s, ya por

entonces otras ideas ocupaban

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