Al influjo de esta orientación y como parte del proceso de desarrollo
bibliotecario nacional, Basadre ministro logra que el Estado impulse rma
política bibliotecaria orientada a beneficiar a todos los sectores sociales. El
soporte económico se logra mediante la creación delllnpuesto a la venta de
joyas y objetos de lujo.
El discurso pronrmciado en su calidad de Ministro de Educación, con
motivo de la puesta en marcha del bibliobús del Callao, el20 de setiembre
de 1958, revela al Basadre adelantado en materia de concepción y gestión
bibliotecaria.
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Cuando en suDeclaración del Callao, Basadre en el art. I se refiere al <<ambiente
propicio» que debe generar la Biblioteca, está aludiendo a rm modelo de
gestión institucional capaz de crear las condiciones objetivas y subjetivas
indispensables para que se produzca la lectura. La estrategia deviene natural,
ajustar la gestión a los <<intereses de los lectores y a las necesidades de la
colectividad>>. Este es rm núcleo conceptual que permite explicar la doble
dimensión del trabajo bibliotecario, de rmlado, contribuir a la construcción
de la subjetividad de la persona ofreciéndole «recreación espiritual» y el
descubrimiento de sus «vocaciones y aptitudes», así como cubrir sus demandas
de lectura funcional o utilitaria (escolar, profesional, de oficio o actividad). Del
otro lado, está la dimensión social, la construcción de rma ciudadanía a partir
del «conocimiento de la vida local y regi.onah, el fomento de expresiones de
<<Vitalidad espiritual y cívica>> y la generación de rma «conciencia que proviene de
la cultura» .
La finalidad es el desarrollo hwnano y el objetivo específico: producir el
«amor al libro» y «el hábito de lectura>>.
Basadre se adelantó, con estos planteamientos básicos, a los Manifiestos de la
UNESCO sobre las Bibliotecas Públicas (1994)
y
Bibliotecas Escolares (1999).
Algunas de las medidas que alcanzó a ejecutar con el apoyo de los profesionales
bibliotecarios (Basadre 1967: 31-33):
Para los Obreros, se crea la Biblioteca Rodante, rm bibliobús que visita
Veáse
la
Declaración del Callao, p. 13 del presente libro.
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