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INTRODUCCIÓN

Hugo Neira

La

historia posee su propia historia. Esa ciencia del hombre suele a veces hablar

de su propia memoria, de sus propias dudas e interrogaciones. N o es nna prueba

de crisis,

al

contrario. De coraje intelectual, de renovación. Porque las fracturas

entre interpretaciones de historiadores son tmnbién las fracturas de nna conciencia

social, en consecuencia decisivas. La representación de

la

historia es tmnbién

la

historia de sus representaciones. Y este libro, con nn propósito preciso, acaso

abre camino a nna aproximación más sincera, más humana, más lúcida del gran

historiador de nuestra vida republicana. Porque nos habla de cómo E asadre llega

a serBasadre.

Habla del oficio de ser historiador. Al lado de otro oficio, esa es

la

novedad de esta

contribución,

el

otro lado del oficio de historiador, subterráneo e indispensable:

el

de bibliotecario. Esto es lo que salta, a pllinera vista, del conjnnto de estas

páginas. Por eso me an:llné a escribir estas líneas. Porque creo que es muy

útil

que

se explique, por nna vez, el oficio o ((tnet:iem de historiador. Leer estas páginas

para prologarlas me hizo recordar nno de los más bellos esfuerzos de reflexionar

sobre el oficio de historiador, me refiero al libro del francés Marc

Bloch,Apología

de la Historia

y

el oficio del historiador,

escrito en 1944, antes de que lo fusilaran los

alemanes nazis, por patriota y por ser de izquierda. El fundador de nna escuela de

historia francesa,

la

de <<Annales», que tanta influencia tuvo entre los peruanos, en

Basadre mismo, hasta en Pablo Macera y Manuel Burga. El Espacio,

la

Geografía.

El Tiempo, digamos

la

Historia. Expliquemos al mnndo el mnndo, dijeron.

¿Cómo

hacerlo?

Las fuerzas permanentes de

la

sociedad y lo que cambia, lo que aporta la propia

vida del historiador. En E asadre, sin duda, su vida misma,

la

infancia en Tacna, el

impulso patriótico tras

la

ocupación chilena, la patria invisible como

la

llama en

páginas que cada peruano y peruana debería leer como se leería nn devocionario

religioso, y luego, el «país cirClllldante», el de su adolescencia,

la

San Marcos de sus

días, el reformismo radical del Conversatorio Universitario, la generación

rupturista, la primera prisión por sus ideas socialistas, el acceso temprano a

la

docencia, el discurso de apertura ante Leguía, los nuevos escenarios, el viaje y

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