pesar de mis deseos, no frecuentaba dicho lugar. En ese momento la violencia de
mis recuerdos y de mis mnarguras me hicieron preferir no ver convertido en
ruinas el recinto que, aparte de su enorme significado para el país, era lugar donde
tantos años de mi juventud transcurrieron... Nnnca en mi vida había visto
espectáculo tan impresionante. Daba la impresión de nnlugar bombardeado. al
poner en descubierto la tierra del suelo y al ocasionar el desplome de habitaciones
enteras, habíase unido, en monstruosa alianza, con el agua, para la destrucción de
"
impresos y manuscritos preciosos que yacían empapados y en desorden.
GP:
2
·Aaptó sin titubear el cmgo de Director?
JB: Tenía en mis manos el pasaje a Nueva York, la perspectiva de nn curso en nna
gran Universidad y del
cual,
por aviso de amigos nortemnericanos, podía resultar
nn nombramiento estable y cómodo en Estados Unidos. Me negué nna y otra
vez, enseñando credenciales y pruebas acerca de mi compromiso ya contraído y
fundamentando, con la mayor franqueza, mis otras razones. El presidente Prado
insistió, sin embargo, e invocó el nombre del Perú. Ante la calidad de su argumento
y la reiteración de él, pedí veinticuatro horas para reflexionar. Y al cabo de ellas me
pareció que hubiese sido nna traición a la razón de ser de mi vida si persistía en la
negativa. Levantar la tercera Biblioteca se me figuraba tarea sobrehwnana. Era
empresa mucho más dura que la que culm:inara Ricardo Pahna pues éste, aparte
de su gloria única, había contado en medio de todo, con nn edificio, nn personal
"
mínimo ynna parte de la antigua colección salvada o susceptible de ser recuperada.
GP:
2
Qué hii!J para reconstruirla?
JB: Creí necesarias las tres condiciones que señalé al Presidente Prado para asumir
el cargo de Director de la Biblioteca y que fueron aceptadas: criterio técnico en la
organización del nuevo establecimiento, Escuela de Bibliotecarios, autoridad
efectiva para manejar la Biblioteca y para tratar directamente con elJefe del Estado
n
acerca de los grandes problemas quela reconstrucción suscitara. No pretendo decir
que entre 1943 y 1948, todo ocurrió de la mejor manera posible, o que nnnca nos
equivocmnos. Lo que si aseguro es que hicimos lo mejor que pucl:llnos. En
general me siento contento con la labor realizada en lo que atañe a los libros, a las
Basadre 1981: 434-435
Basadre 1981: 437-438
Basadre 1981: 461
- 102-