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Tal poderío solo a tí te es dado,
Tanta Yentura. solo tú la obtienes;
Porque la madre de aquel Dios hecho hombre
Fuiste tú sola.
Tuyo era el seno que esprimiera el Niño,
Néctar i -rida recibiendo a
un
tiempo;
Tú
de su andar i balbuciente labio,
Bácu1o
i
gnia.
LágTimas saltan
de
tus bellos ojos,
Sueñas perdido al inesr,erto Infante;
Lo halbs, i encuentras que en Bion
conquis '~a
Públicos triudos.
Brama mas tarde el populacho airado ..••
No es el Infante quien te flipcna
ahora,
.Pero es el Hombre· que
a
morir condenan
I
ese es tu hijo.
Por cada got a de divina sangre,
Por cada espina que su fr ente elava,
'l'u alma en el duelo se consume i lloriln
Sangre tus ojos.
I a tí se vuelve tu
J
esus amado,
J
a su discípulo adorado
di ~e :
-
«Tú por mi madre velará!3,
Juan
mio,
Que ella es tu madre.))
Madre de Cristo i de los ho:nbl'es m 'tdr
2,
Tú la esperanza del perdido hunrnno,
Tú que lo llevas al deseado puerto
FarJ luciente;
Dulce consuelo de inclijenJia tris te,
Tú que en el alm :ii del dormido n iño
Castos deliqui
os de ventura envuelves,
Sue5.osi glorias;
Tú eres el lirio del oculto valle
Que nace i crece en ignorado sit io,
I que mas blanco que la ni eve andina
Alza la frent e.
.
_.).
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