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L
as
empresas
país
,
instrumento
clave de
la gran
T
ransformación
producción
. Los bienes que se producen ya no son una réplica de lo
que la naturaleza produce ni son destinados al autoconsumo. Ellos se
producen para venderlos intermediando un precio expresado en uni-
dades monetarias. Son nuevos bienes económicos que nunca antes
existieron ni provienen directamente de la naturaleza, como la vi-
vienda, la mesa, la silla, los útiles de cocina, el vestido, los zapatos...
El cuadro de vida cambia, e incluso la forma de relacionarse entre
las personas. La vida en la ciudad es mucho más alegre y con-
fortable que la vida en el campo. La tierra cultivable ya no es el
centro de producción esencial de la nueva forma de trabajar y de
vivir. Es una
máquina
, alrededor de la cual existen herramientas.
Todas ellas inmersas dentro de un local que toma el nombre de
fábrica. En ella se producen bienes no para el autoconsumo sino
para
el mercado
. Los mercados de intercambio de diferentes tipos
de bienes económicos aparecen como hongos. De esta forma, nace
la
economía de mercado
.
Cada una de estas fábricas, e incluso, cada uno de estos merca-
dos de intercambio, nace como una
empresa
. Ellas son autónomas,
financiera y administrativamente. Pero ninguna de las empresas
puede vivir en el tiempo sin contar con el resto del mundo, como
sucedía en el caso de la agricultura de autoconsumo. Las empresas
se interrelacionan, ya sea por los productos intermedios, por la for-
ma de financiamiento, e incluso para la definición de sus precios
de venta. Los ofertantes y los demandantes son múltiples y varia-
dos. Ellos se encuentran en todos los rincones del mundo. Pero, lo
que queda bien evidente es que
cada una de estas empresas es la
unidad celular de una nueva economía
, la economía de mercado.
Una nueva visión de la economía
No obstante, cabe hacerse la pregunta: ¿todos trabajan por amor
al arte? Y es aquí que vemos aparecer el segundo elemento de