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L
as
empresas
-
país y
la gran
T
ransformación
ca antes, permite la producción de “n” bienes económicos, tantos
como imaginación tiene la persona para resolver sus necesidades,
dentro del límite de los recursos existentes. Este proceso de tra-
bajo rebasa la economía de autoconsumo, basada solamente en la
agricultura y ganadería primitiva, para lanzarse a una economía de
intercambios en función de precios expresados en unidades mone-
tarias.
Y los intercambios se realizan a nivel mundial. Los bienes produci-
dos en un extremo del mundo pueden ser adquiridos y consumidos
en el otro extremo del mundo, y sin ningún problema. Es esta con-
dición particular de los intercambios que genera un
espacio econó-
mico, único y abstracto, a nivel mundial
. ¿Y cómo es que existen,
entonces, espacios territoriales? ¿Cómo es que aparecen nuevos
países con sus propias fronteras?
Las fronteras territoriales no aparecen como una necesidad del de-
sarrollo del proceso de trabajo. Comienza primero para señalar los
límites de
propiedad
que, luego, en tiempo de los amos y señores
feudales delimitan las grandes extensiones territoriales bajo su do-
minio. Es el inicio de los “territorios nacionales”, así como del
“costo de la mano de obra” diferenciados por espacio territorial. Es
el origen de la escalera de remuneraciones por países.
Pero quien sellará estas diferencias, tanto en los límites territoriales
como en la escalera de remuneraciones será la acción nociva de la
Repartición Individualista facilitada por otro elemento de proceso
artificial de producción:
las articulaciones
que generan las transac-
ciones de una economía de intercambios en precios expresados en
unidades monetarias. Un fenómeno generalmente conocido como
la cadena productiva.
El primer contacto entre la economía industrial y la economía agrí-
cola primitiva, bajo la acción nociva de la Repartición Individua-
lista, se resuelve en un dominio del primero sobre el segundo. El
costo de la mano de obra del esclavo, del siervo o del pongo servirá