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iniciar
la gran
T
ransformación
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actualmente existentes. Ellos nunca alcanzarían este porcentaje de
compromiso social. Es necesario que se genere un movimiento de
la ciudadanía, y que comprometa a todas las culturas, a todas las
edades, y a todas las fuerzas de la provincia.
La Fuerza de Trabajo engloba a todas las edades. La Fuerza de
Trabajo de una colectividad comprende a los trabajadores y a los
no-trabajadores. Los no-trabajadores son los niños, los jóvenes, los
ancianos; los desempleados, y los sub-ocupados; los enfermos y
los excluidos. Es decir, la Fuerza de Trabajo de una colectividad
comprende a todos los miembros de la comunidad.
Los pre-Inkas y los Inkas nos han legado ejemplos del pleno em-
pleo de la Fuerza de Trabajo. Todos participaron en las grandes
obras que hoy día nos asombran. No fue el resultado de los “traba-
jadores” solamente, menos aún estuvieron pidiendo limosna en la
capital. Nunca tuvieron necesidad de un solo centavo, menos aún
de pedir prestado al extranjero. Nunca pidieron que otros hicieran
las obras, en lugar de hacerlo ellos mismos.
Es esa Fuerza de Trabajo que se debe movilizar mediante un Pacto
Social. Un alcalde con sus regidores, por muy bien pagados o muy
bien intencionados que estén, nunca lograrán un desarrollo integral
de la Provincia. Para comenzar, el financiamiento presupuestal con
el que cuentan no alcanza a realizar el desarrollo integral ni siquie-
ra de uno de sus barrios.
La necesidad de crear una segunda moneda: el huacra
El Pacto Social debe movilizar toda la Fuerza de Trabajo de la pro-
vincia dentro de una economía de mercado de bienestar general.
Una economía de mercado es diferente a una economía de auto-
consumo. Y una de sus diferencias esenciales es la utilización de
la moneda. En una economía de mercado los intercambios de bie-
nes y servicios se realizan mediante dinero. Y esto porque, en una