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Acaso hemos
guarda.dolarguísimo silencio
parecido al olvido. Pero, los plazos se cumplen.
Es nuestra desautorizada. pluma la que pondrá
t6rmino
á
aquél, recordando en la patria el nom–
bre de quien brilló en todas las esferas df=l sa.
her humano de su época, ejercitando al mismo
1
tiempo las virtudes de! cristianismo que enno.
blecen al hombre acaso más que el saber.
No sólo el mármol y el bronce prestan su
contingente para inmortalizar al genio: también
la tradición, escrita. sobre las hojas del laurel
que ciñe la frente pensadora de los mortales,
vive loz.ana
y
fresca al través de los siglos!!
XI
El doctor Lunarejo dejó dotada la fiesta de la
Anunciación de Nuestra Señora, en la catedral,
instituyendo en su reverencia cuatro capellanías
de
á.
cuatro mil pesos cada una.
Al PEirú, su patria, ha legado algo mái:: el ex–
plendente rayo de su gloria que reflejará per–
durablemente sobre la tierra que meció
su
cuna
¡
guarda
sus
cenizR.s,