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La "olemnidad del entierro de los restos del
doct<'; Espinosa Mech'ano acaso no tenga igual
'
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en~
época.
4
Éf~rzobispo
del Tucumán, que esperaba con.
l
sagt~rse
en el Cuzco fué quien, cesde la. cáte·
dra ságrnda y acentuadas por sus lágrimas, ex–
puso las virtudes del sabio, del sacerdote, del
maestro y condiscípulo.
El ilustrisimo obispo don Manuel de Molli–
nedo
y
Angulo cant6 el primer responso, ver–
tiendo el agua lustral
y
su llanto sobre las reli·
quías
q~e
volvían al seno común.
L~
siguieron, el venerable dean don Bartolo–
mé Santibáñez y el Chantre don Francisco de
Goizueta. Llevó el estandarte del duelo el co–
rregidor don Pedro Balvín
y
la urna mortuoria
la levantaron en hombros á disputa, los catedráti–
cos
y
graduados de la Universidad
y
del Semi–
nario de San Antonio Abad,
lJoscienios años, dos siglos cumplirán el
13
de Noviembre de 1888 de cuando las campanas
del Cuzco tocaron
á
muerto por el
más
e:tcla~e
oido
de
sus
hijos.
.
.