PROLOGO.
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intento en esta tmduccion es
,
que puedan los
Españoles sin el socorro de
la Lengua L ati–
na
,
leer y entender sin tropiezo las obras de
~
¡
Cayo Salustio Crispo. Su hennosum
,
su gmcia
y perfeccion han dado en todos tiempos que admim1• a los
Sabios
,
los quales a una voz le han declarado por el prín–
cipe de los Historiadores Romanos. Ninguno de ellos es tan
grave y sublime en las sentencias : tan noble
,
tan numera-..
so, tan breve
,
y al niismo tiempo tan claro en la expresion.
En él tienen las palabras todo el vigor y fuerza que se les
puede dar
;
y
en su boca parece que significan mas que en
la de otros Escritores: tan justa es la colocaáon
,
y
tan
propt•io el uso que hace de ellas. Aun po1• esto son casi inimi–
tables sus priniores
;
y no es menos dificil conservarlos en
una tt•aduccion. Pero si en algun Idioma puede hacerse
,
es
en el E spañol. A la verdad nuest1•a Lengud
,
por su gra–
vedad y nervio
,
es capaz de explicar con decoro y ener–
gia los nias g?'andes pensamientos. Es 1•ica, hamioniosa
y
dulce : se acomoda sin v iolencia al giro de frases y pala–
bras de la L atina : admite su brevedad y concision
;
y se
acerca mas a ella que ot1'a alguna de las vulgares. Bien
conocieron esto los Sabios estrangeros que juzgaron desapa-