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Discurso II.
cipal de Ia verdadera sabidurfa; esto es, ·so–
bre el conocimiento del Altfsimo ,
y
sus atribu–
tos, comunfsimamente se les concede la con·
fesion de
un·
Supremo Ser, Hacedor,
y
Due–
fio del Uni verso
(I).
Seda es to aun mas cier–
to ,
si
la autoridad del
If
bro de los
Or~culos,
cu
ya
explicacion se atribuye
a
Zoroaster, foe–
ra
mas
autentica. Entre estos Oraculos se re–
fiere uno en que los Caldeos son iguaiados
a
los Hebreos en el conocimiento ,
y
culto del
verdadero Dios, cuyo Oracuio citan en el mis–
mo proposito S. Justino Martir , Eusebio Ce–
sariense ,
y
Porfirio (
z).
A este Supremo Au–
t9r del Universe
lo
representaban con la ima–
g.ende un fuego pudsimo con el nombre de
Or,
o
Ur ; esto es, fuego, Principe, luz in–
creada , esplendor eterno , fuego intelectua1;
.absteniendose de dar nornbre
propio"
a
la
Divi-
ni-
~
(1)
Diodor. Sicul. lib.
2.
(2)
Consulenti enim cuidam , ut ipsi. narratis , orac;ulum
vestrum, quibus tandem hominibus piis esse ac religiosis ali–
quando condgisset, sic oraculum
didtis
respondisse:
Soli Chaldcei sapientiam sortiti sunt
.&
Hebrtei
Per se genitum Regem colentes
Deum
ipsu,m. '
Quoniam ergo vobis videmini ex oraculis vestris verum pos.:.
se discere.
B. Justin. Cohortatio ad Gt·cecos, n.
Ir.
Euseb.
De~
·monstrat-. Evang. lib. 3. Porphirius Vita Pythngorce, .
.
-·