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(esta luz ,
y
mantente en ella
sin
1
desviarte µn
punto~
No basta que
te haya hecho justo una vez, es pre–
ciso que continuamente te haga
tal. Entiendelo , alma christiana·:
jamás te retires , por poco que sea,
de esa luz; antes bien cuida de ga–
nar el rayo direélo de ella, porque
asi quedarás vivamente alumbrada. ·–
No
porque no vengan por todos la•
dos rayos de luz, dado que los cuer·
pqs iluminados la reflejan , sino que
la
perfeccion de el alma para ser
alumbrada, consiste en mantener–
.se expuesta á aquel rayo direéto,
y
caminar siempre á cielo raso.
. . Alguno me dirá que estáofus–
cado , y desalumbrado ;
y
le res-:–
ponderé, que eso es natural con la
luz exterior' que debilita el organo
por donde se percibe ; pero que no ·
ofusca. la verdad quando es perfec- ._
ta, y se vé
descubiert~mente,
y
que
antes bien
forti~ca
los
organos~
es
decir , la inteligencia ;
y
al fin
se
confirma con
eterna
fuerza.
Vé
B~.
alú