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sentada
á
los pies de Jesus, consi–
derandola sin accion ·; quando
esta
cifra la - suya en aquel descanso,
ó
sosiego con que está embebecida,
viendo lo que el Salvador le dice
interiormente~
Asi debe estár el ·alma christia–
na ,
ni ociosa , ni afanada , sino
sosegada á los ·pies de Jesus, escu..:.
chanclo lo que le dice.
¡
Oh qué per–
.feélamente podada está ,
y
que sa–
ludable herida ha hecho
a
su exce–
siva aétividad
!
Además de que
quando necesite obrar hallará mas
enteras sus fuerzas , quanto mas
pacifica esté : no á fuer de aquellos
torrentes que salen de madre , se
precipitan,
y
se pierden; sino
co~
mo aquellos benignos rios
, que
siempre corren, mas con tranquili–
dad , como el rio que regocija la
Ciudad de Dios , que tiene impe–
tu ,
fuerza ,
y
corriente firme ,
y
durable; pero
al
mismo tiempo sua–
ve ,
y
tranquílo :
á
este modo
se
llena .el alma de una viveza
celes-
tial,