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ticia. ¡Oh justicia!
¡oh justicia
¡oh
justicia! Adoremos tus inexora·
bles,
y
santos rigores.
A
puro per·
donar , llega en
fin
Dios á no po
der perdonar, porque es necesaria
':}lle se cumpla su justicia.
D I A C X L V I I l.
Qué quiere decir
:
Ninguno ha pere-
cido sino
eJ hijo
de
perdicion.
lbid.
rfr~I
r
Joh.
xv11.
Ninguno se perdió sino el hijo
1
i.
•
de perdicion.
Yo no sé qué
decir de este
perfido.
i
Vino
con
animo
de
engañar
á
J
esu-Christo
~
1
,,.h
6
Parece que
sí , segun
aquellas
pala~
K
.vi.
5
•
bras :
Jesus sabía desde el princi-
pio quiénes eran los que en él no
creían
,
y
quién era
el
que
lo
havia
de vender.
2
Luego este traydor no
creía desde el principio en Jesu–
Christo? Se puede sospechar , que
el
de~venturado,
que havia de ven-
der