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·1'37f
·L-a
oracion que declara
por
quien
se ofrece el Sacrificio ,
y
es
ella misma oblacion,
ó
Ja accion de
ofrecer , es ciertamente el alma del
sacrificio;
y
asi es que en la oracion
del' Canon,declara la Iglesia á quién,
p'E>r
quién,y
por
qué motivo
l~
ofre–
ce. Verémos que asi lo hace
J
esu_:.
Christo estando
yá
para consumar
el
sacrificio, y consagrarse
á
sí
pro~
pio:
y
esta oraciones el Canon, si
se
puede decir asi ,
ó
para hablar
con mas dignidad e Jesu
{2hri~to,
es
la expresa, y solemne onadom que
debia acompañará su sacrificio. Ni
en
la serie de su pasion ' ni en-
su
muerte innova jamás la disposicion
de su corazon ,
ó
las peticiones que
hace
á
su Padre; y vé ahí el alma
del sacrificio.
~
·
Apliquemos nuestra atencion
á
esta oracion, ,que incluye ,
y
en–
cierra en sí toda·la virtud del sacd-.
fido de la Cruz :, y que especialmen–
te comprehende la consagradoti
que por la
Cru~ ha~eJie
sí
propia
Jesu-Ch¡isto.
Que