I
3f
ciso arrojaros al mar,
y
que os tra-
gáse una Ballena , la orrible caber–
na de aquella sima viviente, seria
templo para vosotros,
y
desde alli
empezaria vuestra libertad.
D 1 A CX X X I 1
I.
Quat1·0 suplicas
'
ú
oraciones
de
nuestro
Señor,
enderezadas
á
su
Padre.
Al
iñ~I
acabó el ultimo Sermon,
n_
y
como postrera despedida
de
nuestro Señor
á
sus Apostoles; pues
despues de haverles hablado , so–
lamente se empleaba en pedir por
ellos ,
y
por todos nosotros
á
su Pa...
dre ; porque no basta instruír
á
los
hombres con la predicacion
dé la
verdad, si con la oracion no se les al–
canza gracia para conocerla,y prac·
ticarla ,
y
eso es lo que hará Jesu–
Christo en la siguiente oracion.
Advierto
i
que hasta aquí
'l
por
quan-