·59
moría ,
·5
que
los incredulos quie_.
ren reducirlo todo , es muy hu–
mana.
Un hombre puede sacrificarse
por su Patria: · ( y digo sacrificarse
al pie ~k la letra ) Y no hay tan
pocos egemplares de semejantes
hombres, que los Libros ., asi Sagra...t
dos, como Profanos , no estén lle–
nos de ellos. No es dificil
á
los hom~
bres ., que
se sacrifiquen de esa
forma ., trasladar
á
la posteridad la
memoria de su muerte; ni estable...,
cer alguna fiesta,
ó
alguna señal,
para eternizar su fama. Pero dejar
su carne para que la coman ., y su
sangre para que la beban .,
á
fin de
que .,
apropiandoselas qualquiera
de esta suerte ., se acuerde mas tier–
namente , de que esa misma carne,
y
esa misma sangre fueron sacrifi–
cadas por nosotros ; solo Dios lo
pudiera hacer .,
teniendo· para ello.
tanto poderío ., como amor. Es ver–
dad , que esta palabra es dura
á
nuestros sentidos; es insoportable,
y