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la' vista sino sangre derr9-mada
de un cuerpo entregado á la muer–
te. Pedro, el mas fervoroso, el mas
atrevido,,¡ el mas favorecido de to–
dos , havia de negar
,á
su Maestro
aquella misma noche.
·
En semejantes circunstancias_con–
venfa prevenirlos,
y
armarlos contra
tamañas turbaciones. Asi lo hizo en
el
Sermon que vamos exponiendo,
dado que despues de haver dicho
ál
principio :
No os turbeis
,
no te–
mais ; acaba con las mismas pala-
h
bras :
·ro os do,y mi paz: ro os de~
Jo
,XIV.:1.7.
jo mi
paz
:
Vuestro corazon no
se
'turbe
,
no temais : despues de lo
qual , deja de hablar ,
y
se levan–
ta para ir
á
la muerte.
Es necesario entender,
y
medi–
tar aquellas palabras:
No
os turbeis;
y
veremos , 'que en lugar de tur–
bacion , todo inspira confianza
á
los Apostoles. Lo que les causaba
mas confusion era, que haviendo–
les dicho :
ro
me voy
;
parecia que
,no les
dejaba ninguna esperanza de
se-