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'-99

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la' vista sino sangre derr9-mada

de un cuerpo entregado á la muer–

te. Pedro, el mas fervoroso, el mas

atrevido,,¡ el mas favorecido de to–

dos , havia de negar

su Maestro

aquella misma noche.

·

En semejantes circunstancias_con–

venfa prevenirlos,

y

armarlos contra

tamañas turbaciones. Asi lo hizo en

el

Sermon que vamos exponiendo,

dado que despues de haver dicho

ál

principio :

No os turbeis

,

no te–

mais ; acaba con las mismas pala-

h

bras :

·ro os do,y mi paz: ro os de~

Jo

,XIV.:1.7.

jo mi

paz

:

Vuestro corazon no

se

'turbe

,

no temais : despues de lo

qual , deja de hablar ,

y

se levan–

ta para ir

á

la muerte.

Es necesario entender,

y

medi–

tar aquellas palabras:

No

os turbeis;

y

veremos , 'que en lugar de tur–

bacion , todo inspira confianza

á

los Apostoles. Lo que les causaba

mas confusion era, que haviendo–

les dicho :

ro

me voy

;

parecia que

,no les

dejaba ninguna esperanza de

se-