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empieza , a a· ver a , e .
egercicio de su Sa~erdocio sobre 1~
tierra , donde era conveniente que
muriese ¡,orlos pecadores;
perp lo
Heb.u:.2.,4,.
consuma
en el Cielo, en donde se
presenta por nosotros ante la pre-
H b
s,_encia de Dios
;
y
en donde,.
senta--
e
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1
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i!
do
á
la, diestra
de
la Magestad de1
Dios,
obra continuamente la remi-
sionde .los pecados ,
intercedienda,·
p.ornosotros,
y
.abriendonos la puer...
ta del Cielo cpn la sangre del nuevo:
Testamento, derramada por la remi,.
iion de nuestros pecados...
·,
:. No nos turbemos, pues: nodema~
mos :
i
Qué puede hacer el -mundo
~ontra nosotros,, mas que echarno~
de nuestra patria , de nuestta casa,
de toda la tierra ,
y
quitarnos la vi–
da? Mas aun quando perdieramos
todo eso,
hay
muchas moradas
en
el Cielo:
tenemos allí nuestro asien--·
to ,
-y
un retiro seguro , adonde el
mundo,
y
el poderio de las tinie–
blas no pueden cosa alguna. Crea–
mos , pues , en Dios, que nos ha de
T.w1.
1II.
V
re..