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iíarle
á
ser humilde ; por que·
el que ,-
dijo :
'Fo he
rogado por
ti,
que tu
fé
no falte
:
podia pedir , no solamen–
te
que no faltáse del tqdo, ni por
largo tiempo, como sucedió
á
Pe.;,.
dro ·, que se levantó al instante,
y .
á
la primera ojeada de
J
esu-Christo;
sino tambien , que no padeciese, di·
gamoslo asi, aquel corto eclipse.
Pero no quiso;
y
tuvo por mejor per~
mitir que Pedro aprendiese
á
ser hu· ·
mi1de. ·
Y por esomismo los Santos, con• ·
siderando toda la serie del Evange-,
lio , confiesan -que San ·Pedro
fue
desamparado,
y
que la gracia
se
re"\
tiró de él ; no por sí misma ; por–
que eso jamás puede suceder: sino,
como veremos aun mas .claramente
despues, porque presumió de sí mis–
mo ;
y
porque conviene á los pre–
sumptuosos como él, caer en un pe·
eado manifiesto , para que apren~
dan
á
desconfiar de ·sus proprias
fuerzas: lo que aun es mas util
á
los
que ,
como
~an
Pedro , han de ser
le~