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queza , se
enardecio
hasta
decir
con
fiereza,
y
arrogancia:
Señor, pron–
to estoy
á
seguiros
á
todas partes,.
hasta la piuerte.
Pero Jesu-Chris–
to que le havia ensalzado tanto, sa–
be
humillar su orgullo :
Simón
-r
le
dice ,
ro
he
rogado por
tí:
tú fé
no
faltará:
confirma
á
tus hermanos:
y
un instante despues,
ro te declaro
á
ti.,
á
quien acabo de decir tan
grandes cosas ;
á
tí ,
que presumes
de
tí
mismo , en lugar de humillarte
con mis dones :
ro te declaro
,
que
caerás
esta noche por tres veces en
una
vergonzosa,:y
manifiesta
infide–
lidad:
para que conozcas , que si
llevas
un gran
tesoro , lo llevas en
un
fragil
vaso de
tierra ; y
que
lo
r. Cor.
n.
que se hace grande
en
tí,
no lo ha-
7 •
ces
tú,
sino mas
bien
la sublimidad
de la virtud de Dios.
Y
si consideramos bien las de–
más
palabras de Jesu-Christo, vere–
mos,
que
la
caída de San
Pedro,
su–
cede por una permision especial,
en
castigo de su orgullo ,
y
para
ense-
ñar-