Mat.b.
t
S.·
406
ix.
cial
banquete,
no
pueden
ayt1nttr
,y
mortificarse
mientraJ está
el
Esposo
con ellos; tiempo vendrá en que el
Esposo le¡ sera quitado,
y
ellos se
ofligirán,
y
ayunarán
en aquellos
dias.
Aétualmente nos hallamos en ese
tiempo. No Nivünos en aquellos
dichosos días en que la voz del Es–
poso Celestial se oía sobre la cier•.
ra ,
y
obligaba
a
decir
á
San Juan
Bautista :
Et
amigo de
el Es
pos
o
tiene una grandisima alegria
'
a
causa de oir la voz de el
Esposo.
Esta alegria
(prosigue)
se cumple
en
mí.
Buelvo
á
dec.ir,que no
nos
ha–
llamos en aquel
tiempo.
Jesus ha
buelto
azia
el que lo
ha
embiado,/
· y
el
Esposo no se dexa vér
entre
nosotros. No vemos aquel
dia ,
qu~
Abrahan ,
y
todos los
Propheta~
haviao
deseado. El Esposo se
ha
desaparecido : las
nubes
lo
han en:
cubierto ,
y
nos lo han robado de
los ojos; no nos queda otro. arbi·
trio
mas que gritar dia ,
y
noche:
;BoJved, bol
ved, Ll.madQ
mio.
Pe-