16~t
hara
lo
menos~
Atended d tas
aves
del Cielo: eÍlas
ni
siembran, ni siegan
,
ni tienen co.,.
Matth. vr.;
ucba
:
no trabajan,
ni hilan:
y
sin
em-
2
6.
z8.
3º•
bargo
vu¿stro Padre Celestial /a;
mantiene
,
y
viste.
¡
Dichosos
voso-
tros anin1alitos , dü;hosHs ,
y
fe-
lices· vosotras flores del campo:
·
dichosas
una ,
y
mil
veces , si co–
noceis vuestra felicidad
!
Dichosas,
p rque
vuestro
Pad~e
Celestial
cui..
da de vosotras ;
y
porque
todo
quanto teneis lo recibis de su
ma–
I
o irnrnedíalamente.
Pero
por
lo
que hace a nosotros , nuestro pe-–
cado nos tiene sujetos
a
mil
tra•
bajos: trabajemos , pues ,
para ga–
nar
la comida ; el
trabajo
es el
cas--
1
tigo
}Das
justo, que ha
impuesto
l
Dios
á
nuestro pecado: trabajemos
. .
.
con espiruu
pen1tenre ; pero pon-
gamos en 1nanos de Dios
el
suceso
de nuestro
trabajo.
Hombres de poca
N,
vuestro
Pa-
Ibi.
so.
32
~
dre sabe, que
necesitais de estas ca-
sas.
i
Dudais, que no conoce .
lo
L
que