.
8)
bia tener compasion
de este vecino,
por el
mal
ex~rnplo
que recibia.
En f-in, la vida
Christiana
pide
una
eminente
perfeccion ,
y
extre–
ma
exaélitud.
Es necesario guar–
dar
h~sta
los
menores preceptos,
no
omitir,
ni
menosprecíar
ningu–
no: · La
relaxacion enJpieza sieni-–
pre por las
cosas pequeñas ,
de
las
quales se cae en el precipicio de
las
graves.
Qnien menosprecia las
Ecc. x1v.r.
,,J
\
l
pequen;is
cosas
,
poco a poco
cae
en
as
1nayores.
Para
est2blecer esta exaétitnd
de la virtud Christiana ,
asienta
J
esu- ChriJto
aquel
bello
principio.
Que la palabrtt de Dios es inviolable,
y
se cumplira
hasta
La
menor sylaba.
E
verd,1d que esto
principal–
mente se refiere
á
lo que del mis–
mo
Jesu-Christo
havian
predi..
cho
los Profetas :
y
ann por
esta
razon dixo :
Yu lo vengo
d
cumplir'
todo.
Entre lo que de
Jesu-Christo
e v t ~
ba profetizado en
la
Ley
se
deben considerar
el Nacimiento
F
34
de