( 90~
ctomperi~a. Mas
tú
quando hubieres
de
·orar ,
entra en tu quarto ,
y
cerrada
fa.
puerta ora
a
tu Padre en oculr_o,
y
tu
Padre que vé lo oculto, te recompen..
sará.
Y quando oreis, no hableis mucho,
como
hacen los paganos ; porque pien~
san, que hablando mucho son oídos.
Las oniciones vocales por largas que sean,
son buenas yendo animadas de gemidos del
corazon
,
y deseos santos
;
pero fos dis–
eu:rsos largos vacíos de .devocion no son ne–
cesarios para hacer conocer
á
Dios vues–
tras necesidades, corno los paganos
imd–
ginaban.
No
queraís pues pareceros
á
ellos; porque vuestro Padre sabe lo que
necesitais antes que le pidais. Orareis,
pues asi: Padre nuestro , que estás en los
Cielos ,
no menos que en todas p artes,
santificado sea
el
tu nombre,
conocido,
y
adorado de todos .
V enga
a
nosotros
tu Reyn~,
siendo nuestros corazones
do–
minados,
y
regidos de tu gracia,
l1agase
tu voluntad asi en la tierra como en
el
Cielo: el Pan nuestro de cada dia da·
nosle
hoy :
y
quanto necesita nuestra
iuerpo,
y
nuestra alma p ara serviros san-
ta-