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la
efusion
el~
sangre;
la division de partidos;
y
creyendtl
que los enemigos serian t an generosos como él, se ade–
lanta
á
caballo con el sombrero en mano: lruiere per–
s11tadirles
:í
que abando·oen una
~ausa
tan contraria al bien
de ellos mismos, le ven solo , indefenso, y
un~
bala trp.y–
doramente di sparada, le at raviesa el pecho. Cae muerto
el héroe en las inmediaciones de Pf.ldornelo el dia g de
Marzo
á
eso de las dos de la tarde. En este dia, tal vez
en esta misma hora, se firmaba en Madrid el decreto de
paz, y sin el golpe mortal lanzado por la traycion
la
vi–
da de Aeevedo se hubiera libertado de los azares de
la
guerra.
El Comandante general Espinosa, despues Je conduí–
da la accion, mandó al Capitan D. Juan
Caballero. q~e
re-.
cogiera el cadáver,
y
le hiciera aquel entierro
que
el
lu~
gar y
circuns ~~ncias
permilian , mientras que él con su
tropa iba al alcance de lQs enemigos. Cuatro sol–
dados clel regimiento de Vitoria fueron los que
l~vanta
ron el cadáver ,
y
J e depositaron en una casa hasta lª
1legada del Alcalde
y
el Cura Párroco, los cuales con
·cua t~o
paysanos le trasladaron
á
la Iglesia,
y
á
las vein–
t~
y
cnatro
hor~
se le dió sep ultura.
Luego que la Suprema Junta r ecibió tan funesta na.–
ticia., pene trada del mas intenso dolor, dió
!111
tes timo–
nio ;bien seguro del sentimiento que causó
á
todos sus
individuos la irreparable pérdida de i cevedo . (
2
3) En con–
aecuencia de las órdenes comunicadas por la misma se
dieron las disposicionec para la
e~humacion
del cadáver,
1
conducirlo
á
la
mayor brevedad
á
la
Coruüa. Una
·enfermedad que sobrevino al Oficial comisionado re"
~ardó
algunos días el cumplimiento de lo prevenido.
Llega
á
Padornelo el Capitan D. Joáquin Cayuela,
y
procede sin pérdida de tiempo
á
desentelTar el cadáver.
:A.qui
fijo yo mi atencion ·en el rasgo con que se
di
tin–
puie~·~n
algunos granaderos del
~esimiento
de
Vitor~a.u