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conocido, ni menos existente, aun de hecho; · que navegan sin patente ni docu–
mento alguno que compruebe su nacionalidad, la legalidad de su armamento
y
las responsabilidades á que armadores y tripulantes
estan sugetos, por punto
general, con arreglo al derecho marítimo y de gentes, son unos verdaderos pi–
ratas contra quienes todas las naciones tienen el derecho de hacerse justicia por
si mismas, del modo y en la forma prescripta en el código de las naciones, y
que ellas practican, desde que ninguna es,
ni puede ser, responsable de las
dep redaciones y crímenes que constituyen el fin y los medíos de toda pirate–
ria marítima.
• Cumplido ese encargo y dejando consignada la declaracion que antecede
á los efectos espresados, solo me resta reiterar al Sr. Ministro las seguridades
de mi mas alta consideracion.
Manuel Herrera y Obes.
Al señor M z'nistro de
».
ENTREGA DE LOS VAPORES
«RIO
URUGUAY,» «ANITA> Y «RrO DE
0
LA PLATA»
«
Montevideo, Diciembre 9.
>
Ayer á las 5 de la tarde el vapor
Coquimbo
hizo señal de partida y en
el acto se pusieron en movimiento los vapores armados
Oriental, Montevideo,
I t ali'a, Rayo, J enny
y dos chatas con tres cañones.
, L a operacion tenia por obj eto posesionarse de la I sla Libertad, estable–
ciendo en ella una
bater.iaque daria por resultado inevitable la destruccion de
los -¡apores en poder del enemigo.
»
E se objeto se consiguió, apesar de lo bajo que estaba el rio y del fuego
que hacian dos baterias establecidas por el enemigo en la costa.
»
Nuestros buques hicieron 23 disparos y varios el fuerte de San José con
una pieza de 36, cuyos proyectiles alcanzaban
fácilmente á la costa opuesta
de la babia.
• Colocada la bateria en la I sla, á las 6 de
la tarde, bajo la
inmediata di–
reccion de los Comandan tes E lis y Gaudencio, el 'jefe de la estacion brasilera
conoció que en breve tiempo todo estaria concluido por la fuerza, y queriendo
evitar la
destruccion de dos buques de comercio puestos violentamente en la
peligrosa posicion en qm• se encontraban, interpuso sus buenos oficios para
que no llegara un caso estremo.
• El Sr.
Gar~ao
fué al fondeadero de los buques enemigos y conferenció
con D. J uan Pedro y D. Justiniano
alvañach, quienes reconocieron que es–
t aban perdidos y trataron de sacar el mejor partido posible, proponiendo la
entrega de Jos buques al jefe brasilero, para que á su vez los devolviera á la
compañia Salteña sin intervencion del Gobierno.
• E l Presidente de la República rechazó esa condicion, como no podia de–
jar de ser así, y al fin el Sr. Gan,:ao dió conocimiento que el enemigo cedia
de su pretension, entregando
los buques
á
dicho
jefe brasilero para que él
los pusiera directamente en poder del Gobierno.